¿QUE ESTAS MIRANDO?
¿QUE ESTAS MIRANDO? (Por Cristhian Morales Garcia)
En mi apuro por querer hacer todo y terminar en un solo día
lo de un mes, crucé a una madre empujando un coche el cual contenía un bebé muy
hermoso. Mientras la gente gritaba a los de enfrente para que apuren el paso,
me hice a un lado por unos instantes ya que desde temprano estaba caminando de un
lado para otro. En esos minutos que me detuve, pude ver algo que la verdad me
dejo perplejo. La madre intentaba empujar a los demás con su coche con el pretexto
de “tengo un coche y soy madre denme lugar”, luego un hombre de edad avanzada
mirando a su alrededor buscando sus antiguas referencias para poder ver donde
se encontraba, la gente pasaba indiferente como si nadie estuviera allí. Un vendedor
ambulante sentado mirando hacia su móvil sin hacer merito de vender algo por su
propio bien, también pude apreciar en una de las bancas de la calle principal
otra mujer dando de mamar a su hijo mientras este extendía su manito viendo el
rostro de su madre e intentando tocarla. Ella también indiferente viendo su móvil
sin prestar atención a ese mágico suceso. Hombres y mujeres que iban y venían colisionaban
entre sí no dando lugar al paso a nadie y obvio surgieron los comentarios en
voz alta de ambas partes diciendo “se mas caballero y dame lugar eres hombre” y
otros como “fíjate donde vas, ¿Qué no ves que voy cruzando?”. En esos momentos
me reí un poco porque allí todo el mundo se acuerda de los derechos humanos y
de las leyes de protección a la mujer y a los hombres y demás leyes que la
verdad ni enterado estaba que existían.
Luego de unos minutos que pude observar todo ese show de mal
gusto, me vino a la memoria algo que no lo había notado desde el principio. El
bebé del coche se veía tranquilo y admirado de lo que percibía. Y me surgió una
interrogante ¿Qué estaba mirando? Entonces descubrí algo muy lindo. Sin preocuparme
por el tiempo y mis tareas, me dispuse a mirar hacia arriba tal cual estaba el
infante.
Los edificios que siempre acostumbraba a ver mientras
caminaba por alguna diligencia, jamás los había observado detenidamente. Frente
a mi había una confitería y arriba de ella un gran edificio muy lindo vidriado
y espejado donde se podía reflejar el mismo cielo, luego rápidamente volteé
para ver la zapatería donde estaba escondido y me dirigí hacia la vereda para
ver el edificio como era en su totalidad, y para mi sorpresa también era un
edificio bastante grande en su estructura, con adornos casi coloniales algo
modificados. Y muy por encima de los edificios que pude apreciar, vi un cielo
despejado lleno de palomas posadas en los cables de electricidad mirando hacia abajo
como compadeciéndose de nosotros. Ellas todas juntas casi sin espacio no se
quejaban en nada, al contrario, se hacían compañía unas a otras siempre
respetando el espacio de cada una.
Casi a los segundos de mi nuevo despertar, alguien me saludo
y dijo burlonamente “¿Qué estás mirando? Me sonreí y le dije: Lo hermoso que es
el cielo y todos los edificios, ¿nunca los viste? Ven mira conmigo. La expresión
de su rostro era de “pobre tipo, el trabajo le afecto mucho” y luego miro y
quedo perplejo como yo. Y exclamo: “tenías razón, nunca me di cuenta de esto”. Luego
me saludo y se fue a su destino, pero esta vez viendo un poco más arriba.
¿Cuántas veces vamos por las calles preocupados y no ocupados?
Todos buscamos unos días, semanas o meses de vacaciones y tiempo para nosotros,
pero ¿Cómo puedes apreciar algo que esta fuera de tu cuidad si no eres capaz de
ver lo que hay en ella? Tomate tu tiempo como lo hago yo y veras que el mundo anda
rápido y corriendo constantemente como si llegara tarde a todos lados. Podrás
ver a un niño admirado por el cielo y no despega sus ojos de las nubes. Veras a
los pájaros posados mirándote detenidamente desde arriba y viendo nuestro
comportamiento, podrás ser de ayuda a un anciano perdido si prestas atención a
tu alrededor.
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de un humilde pensador.
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