Otra vez al principio: Cristhian. E. Morales Garcia: autor
Otra vez al principio
Cristhian. E. Morales Garcia: autor
Aún recuerdo cuando fui tan insolente e irrespetuoso con mi querido
Nono, tengo en mi corazón grabadas las palabras que atrevidamente le dije. Quise
excusarme pensando que la impetuosa respuesta fue producto del estrés que sufría
diariamente. Mi padre lo solucionaba con solo decir “es viejo, déjalo y disfrútalo”,
si tan solo hubiese conocido lo que se ahora, quizás no hubiera dicho “me
tienes arto, cuando pensaras correctamente”.
Entre las grietas de mi rostro marcadas por el tiempo, se
escurren algunas lágrimas silenciosas por pensar en ello. Muchas veces intento
recordar todo lo bueno juntos, pero el dolor de su perdida y de mis faltas
hacen eco en mi interior.
Hoy me encuentro en la recta final de mi carrera, tengo
ochenta y cinco años. Mis nietos ya son grandes y varios están casados. He intentado
estar a la par de sus actividades, pero es muy difícil correr con el ritmo de
ellos. Procuré mostrar vigor y fortaleza,
como cuando era joven, pero siendo honesto mi frustración se hace evidente al
no logar estar a nivel de ellos. Solo puedo identificarme con sus hijos, ya que
ellos están como yo, a merced de la juventud impertinente
Antes era el super héroe de mis bebes y ahora soy un anciano
senil y torpe.
Un día mientras estaba en la casa de reposo, aparecieron mis
hijos y mis nietos. Imagine que vendrían a verme, pero para mi sorpresa venían a
festejar mi cumpleaños. La noticia fue tremenda ya que no recordaba ni cuantos
cumplía. Intente hablar coherentemente, pero mis diálogos eran inoportunos y en
ocasiones molestos. Al estar desactualizado en todos los ámbitos no podía comprender
de que charlaban. Entones opte por quedarme callado y recordar algunos cumpleaños.
En lo que navegaba en mis memorias más remotas, se acercó un
niño muy interesado en mí. Me dijo:
-Nono, ¿está bien?
Entre tanto contemplaba su pequeño rostro dije:
-Estoy algo triste, pero ¿tú quién eres?
Aclarándome la duda respondió entre risas:
- ¡Hay Nono!, soy yo Ernesto tu nieto más lindo.
Ese momento fue mágico ya que al parecer ya lo conocía, pero para
mi era como la primera vez. Mis ojos no tardaron en demostrarlo soltando
algunas gotas de alegría.
Entonces dije:
- ¿Sabías que te amo?
El infante respondiendo animado dijo:
-Claro Nono, yo también te amo mucho.
Repentinamente me pregunto:
-Nono, ¿Qué es lo más lindo que has hecho?
Solo me surgió una respuesta.
-Conocerte
Entonces le conté una historia para que entendiera la
importancia de amar a sus ancianos y respetarlos.
-Un día, hace muchos años había un niño como de tu edad. Él también
tenía un abuelo que le decía de cariño Nono. Jugaron mucho y se rieron también.
Y pasado el tiempo ese niño se hizo hombre y ya no tenía tiempo para ver a su Nono,
las tareas de la casa, y sus obligaciones estaban primero que sus amores. Entonces
un día el Nono quería verlo y salir a jugar como antes, pero el niño hecho hombre
le dijo: “me tienes arto, cuando pensaras correctamente” en ese momento el Nono
se entristeció tanto que se durmió y no volvió a despertar jamás.
Mientras terminaba la historia, me percaté que todos estaba
en silencio escuchando atentamente. En ese momento dirigiéndome a mi nieto
dije:
-No importa lo ocupado que estés algún día, o lo muy enojado
que te encuentres por los problemas, siempre ten en cuenta esto pequeño. Los problemas
y obligaciones toda la vida los tendrás, pero a tus amores solo los tienes por
un corto tiempo.
El niño asombrado por la historia me preguntó:
-Nono, ¿Cuánto tiempo estarás conmigo?
Entre sollozos repentinos dije:
-Estaré todo el tiempo que puedas recordar.
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